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 Bonsái apartir de un árbol en estado silvestre.

   
 
 
A menudo, en la naturaleza, los árboles se quedan enanos de forma natural, debido a las condiciones climáticas o al lugar inhóspito donde crecen, privados de la cantidad necesaria de agua y nutrientes. El continuo ramoneo por parte de los animales (ovejas) puede provocar que tengan un tamaño reducido en estado silvestre ( es un paralelismo natural con el proceso de poda del bonsái). A este método se le denomina: Yamadori.


A veces se puede encontrar una forma enana creciendo así en la naturaleza, recogerla y colocarla en una maceta. En el Japón muchos de los bonsáis más elegantes se han obtenido a partir de esta clase de material. La ventaja principal es que el árbol puede ser muy viejo y entonces presenta su madurez en la forma del tronco, en las ramas y en la textura de la corteza. No es fácil reproducir estas características de un árbol viejo por otros medios.

La desventaja obvia es que supone una gran cantidad de tiempo y de esfuerzo hallar el árbol apropiado y, una vez hallado, tener que obtener el permiso del propietario del terreno donde crece para llevárselo. En algunas zonas desarraigar plantas vivas de su hábitat está prohibido por la ley. Es así mismo esencial recolectar el árbol en la época apropiada del año. No se puede hacer cuando presenta las hojas desarrolladas: la mejor época es a finales de invierno o a principios de primavera, antes de que se abran las yemas. A esto se añaden los problemas originados por la búsqueda y el transporte del ejemplar adecuado de, por ejemplo, una región muy boscosa o montañosa.

Es difícil convertir un árbol maduro en bonsái: es muy poco probable que un árbol recolectado se pueda transplantar con éxito a un recipiente para bonsái directamente. De ordinario hay que plantarlo en el jardín o en un recipiente preparado hasta que recobre su vigor, y podría estar allí 4 ó 5 años antes de plantarlo como bonsái.

Lo que se ha dicho anteriormente se refiero sólo a árboles maduros que por motivos naturales se han quedado pequeños. No resulta ventajoso recolectar plántulas que simplemente hayan brotado porque la semilla ha sido llevada por el viento o por las aves; estos árboles son pequeños sólo porque son jóvenes.

Al aumentar el interés por la conservación del medio ambiente y la conciencia del actual agotamiento de los recursos mundiales, se cuestiona el principio de recolectar árboles en estado silvestre.
Hay, sin embargo algunas ocasiones justificadas, como cuando un terreno es aclarado para reexplotarlo y la vida vegetal se va a perder por completo.

  
 

 
  
  
  
  
   
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