En todas las civilizaciones, los cereales, han constituido uno de los pilares de la alimentación y una de las fuentes de energía más económica e importante en nuestra dieta, al ser portadores de hidratos de carbono. Sin embargo el empleo y aprovechamiento de las distintas especies de cereales a lo largo de la historia ha sido cambiante ateniéndonos al uso de las distintas variedades y a la forma de su manipulación y preparación.

En el occidente europeo los cereales más importantes han sido el trigo, el centeno, la cebada y el arroz. También usados para el consumo humano fueron el mijo, la avena y con posterioridad el maíz, aunque cayeron en desuso. En otras culturas el sorgo ha representado un gran papel en la dieta alimenticia.

Todas estas gramíneas son susceptibles de ser transformadas en harinas con las que se elaboran distintos tipos de panes y pastas que proporcionan al organismo los mencionados hidratos de carbono, que para nuestro organismo tres son los más importantes: El almidón, los azúcares y la fibra vegetal. Aunque bien es verdad que no solamente son los cereales los que contribuyen con estas sustancias a nuestra dieta, podemos encontrarlas también en los tubérculos feculentos como la patata, o la mayor parte de las legumbres y las frutas.

Las pastas nos aportan sobre todo almidón, y según su tipo o grado de refinamiento de las harinas que la componen, aportarán, también, más o menos fibra.

En la actualidad y, a causa del refinamiento de las distintas harinas procedentes de los cereales, las pastas fabricadas con ellas, se han ido empobreciendo en el contenido de fibras vegetales por que al ser la parte indigerible se creía totalmente inútil y por lo tanto prescindible.

Todos los hidratos de carbono, una vez que han penetrado en nuestro cuerpo a través de las comidas, mediante la digestión, sufren una transformación convirtiéndose en glucosa que tiene dos misiones importantes: aportar energía al cerebro y dotar, al resto del cuerpo, de la energía necesaria para nuestra actividad diaria. El cerebro consume un 20% de la cantidad total que necesita el organismo. El exceso o sobrante de la misma se almacena en el hígado en la forma de glucógeno.

Por lo tanto, al constituir un grupo de alimentos tan importantes en nuestra dieta, es por lo que dedicamos un apartado con el fin de recoger algunas formas de tratar, preparar y cocinar distintos tipos de pastas, con la promesa de que, a medida que vayamos creciendo, iremos incrementando nuestra base de datos.