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Platos de caza. El arte del buen yantar | |||||||||||||||
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Ésta es una de las razones por las que, en
el medio rural, existía un amplio conocimiento de como tratar y cocinar
la caza. En la actualidad la caza ha perdido esa razón de proveer de carne
a la familia, y con ello se van olvidando el tratamiento de las carnes y sus recetas
para obtener sabrosos y delicados platos. En principio y por simple lógica, cualquier animal criado en estado salvaje tiene una carne muchísimo más consistente, musculosa y más dura que otra de la misma especie criada en granja o estabulada. Cocinarás dos conejos de monte al mismo tiempo y uno te saldrá tierno y el otro duro, ¿por qué? El uno tenía más años que los "morillos de la tía Paca" y el otro era joven, del año. Lo mismo pasará con las perdices, o con cualquier otra pieza de caza. El sabor de la carne de caza y según
de la zona, tendrá un sabor más o menos fuerte, intenso y característico
a una u otra hierba.
"No
hay caza perdida, sino la liebre asada y la perdiz cocida" Con
el conejo y la liebre, se suelen hacer exquisitos estofados y civets. La liebre
tiene una carne oscura, firme y bien cebada. La perdiz y el perdigón no conviene comerlos inmediatamente a su caza, aunque no es preciso dejarlos en reposo tanto tiempo como el faisán. La perdiz hembra es más tierna y jugosa que el macho. Se distingue el macho de la hembra, en que esta no tiene el espolón característico. No obstante algunos estudiosos del tema les he oido decir que la "perdiz a la nariz" queriendo significar que la perdiz estaría en su punto de sazón cuando empezase a oler. Otra teoría en la misma dirección es que, la perdiz se encuentra en su punto de sazón cuando, estando colgada, con un pequeño tirón, se separaría la cabeza del cuerpo. Las dos afirmaciones me parecen exageradas, no tengo conocimiento directo de nadie que actúe de ninguna de las dos maneras. La becada es la reina de las mesas de los gourments. Necesita, como el faisán, varios días de reposo después de muerta para que adquiera sabor y esté tierna. Las carnes procedentes de caza mayor, (jabalí, venado, corzo, etc.) en muchas ocasiones, se procederá a macerarlas durante 10 ó 12 horas. | ||||||||||||||
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