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  Albendiego: el proceso repoblador.

   
 
  Naturales.
  Sociales.
 

El proceso repoblador.

La repoblación de las aldeas se llevaba a cabo con núcleos de población pequeños, de diez a quince familias aproximadamente, unas sesenta personas.

Ya en el S. X se habían realizado algunas actividades colonizadores en la zona comprendida entre el río Duero y el Sistema Central, aunque todo este esfuerzo se perdió como consecuencia de las acometidas islámicas en la época de Almanzor. Albendiego, en estos momentos, estaba situado en plena línea fronteriza, por lo que tan pronto estaba en manos moras, (Albendiego), como en manos cristianas (Avendiego).

Tras la ocupación de Toledo en 1085 por Alfonso VI, se reanudaron las repoblaciones de la Extremadura, los territorios situados entre el Duero y el Sistema Central, lo que permitió reforzar la retaguardia, trasladándose la frontera hacia el sur, ocupando la primera línea de vanguardia el río Tajo. Como ya se ha apuntado, a estos territorios, se les conoce con el nombre de Trasierra.

Alfonso VI ocupa Atienza y su territorio, concediendo a los repobladores una serie de privilegios a fin de repoblar la retaguardia de la Trasierra, afianzando estos asentamientos, aunque, como ya se ha dicho, pierde muy pronto esta plaza. No obstante, aprovechando una tregua de los almorávides, en 1098, repuebla Almazán y Guadalajara. Lleva a cabo una política matrimonial casando a su hija Dª Urraca con don Raimundo de Borgoña, persiguiendo dos objetivos: lograr alianzas al otro lado de los Pirineos evitando rencillas entre la nobleza castellano-leonesa y atraer población de tierras galas para llevar a cabo sus planes de repoblación. Al quedar viuda de Raimundo de Borgoña, casó con Alfonso I, el Batallador, Rey de Aragón.
Albendiego, como parte de este territorio, se vería afectado por todas estas medidas repobladoras.

La repoblación desarrollada en el territorio situado al sur del Duero suele ser denominada "Concejil" o "de frontera". A lo largo y ancho del territorio se crearon diversos concejos, que a su vez eran cabeza de un amplio territorio o alfoz. En cada alfoz se diseminaban numerosas aldeas que, junto con el concejo-madre, formaban una comunidad de villa y tierra, donde la cabeza era la villa o ciudad, sede del gobierno y de la administración y núcleo central de la defensa del término. En este caso se encuentra Albendiego, formando parte de una comunidad de villa y tierra cuya cabeza era la villa de Atienza, villa de origen concejil, que los monarcas le concedieron unos fueros, en los que se recogían las principales normas jurídicas que iban a regular, en el futuro, la vida local y de los territorios dependientes de la ciudad. También se recogían las principales exenciones de que iban a gozar sus habitantes.

Las repoblaciones se efectuaban con distintos tipos de población, unos, los que, en la época, se llamaban "serranos" identificación de caballeros o de "caballeros pardos" (alusión al color de la capa que usaban) desempeñaban una función defensiva y, también, efectuaban campañas de claro signo ofensivo , como por ejemplo, las famosas cabalgadas, que en definitiva, no eran otra cosa que expediciones sobre territorio enemigo, persiguiendo dos objetivos, la de hostigar y castigar a los musulmanes y, la principal, la de obtener el mayor botín posible, por lo que, las "cabalgadas" se convirtieron en una de las principales fuentes de ingresos de los caballeros. Del botín conseguido 1/5 le correspondía al monarca.

En el otro extremo del abanico de población que acudía a repoblar estos territorios, se encontraban los habitantes del común, los pecheros, peones, gentes dedicadas al cultivo de la tierra o cuidado del ganado. Guerreaban en las milicias concejiles, en posiciones subordinadas a los caballeros, y cargaban con el peso de los tributos. Es de suponer que serían gentes de este grupo las que poblarían las tierras de Albendiego, pecheros, peones gentes dedicadas la agricultura y ganadería, cuya base económica ha persistido hasta nuestros días.
Las actividades artesanales, al menos al principio de las repoblaciones, no tuvieron una importancia destacada. Por todo esto en el territorio Duero-Sistema Central se desarrolló una típica sociedad de frontera, dirigida por caballeros. (No hay que confundir caballeros con hidalgos).

Aunque el dominio de Aragón sobre estos territorios fue muy breve, es posible que se produjese alguna repoblación en tiempos de Alfonso I. Posiblemente en alguna de estas repoblaciones, viniesen gentes de otros reino y con ellos trajeron su protectora, la Virgen, Santa Coloma, esto explicaría lo que dice una de las canciones que cantan a Santa Coloma: "Santa Coloma bendita / que de Najera has venido ...".

Fray Prudencio Bujanda, año 1803, describe la Villa de Santa Coloma, situada a poca distancia de la ciudad de Nájera, en la falda del monte Ero. Dicha ciudad, al parecer, toma su nombre del monasterio de Santa Coloma, revitalizado, en el año 923, por Ordoño II de León, según la prueba documental, de un privilegio otorgado por dicho rey, que se conserva en el Monasterio de Santa María la Real de Nájera. Todo esto nos hace sospechar que pueden ser ciertas las alusiones que, en canciones tradicionales, afirman que Santa Coloma vino o la trajeron de Nájera, aunque la explicación a la letra referida posiblemente sea otra. En el siglo XVIII el pueblo de Albendiego consiguió la cesión de parte de los restos de la Reliquia de Santa Coloma que se hallaban en Nájera, y que los habitantes de Albendiego fueron a buscar, trayéndose la falange del dedo pulgar de una de sus manos la cual, se custodia en un viril (campana de vidrio usada a modo de relicario) en la parroquia de Albendiego, según consta en el certificado de autenticidad expedido por Fray Esteban de Valcárcel, Abad de Santa María la Real de Nájera, y emitido el 29 de septiembre de 1702, siendo el Abad de Santa Coloma D. Diego de Moral y Tejada. Conocer los lugares concretos de origen de los pobladores de esta Extremadura es prácticamente imposible, ya que no existen testimonios directos de este proceso. Julio Valdeón, en la obra titulada "Historia de España", dirigida por Manuel Tuñón de Lara al hablar de este tema, recoge la "Crónica de la población de Ávila"... y, en ella, se dice "que acudieron a Ávila, en un primer momento, gente de las Cinco Villas ... estas Cinco Villas, probablemente sean las que se encuentran en el alto del valle del Najerilla (Logroño). Qué coincidencia volvemos otra vez a toparnos con datos que nos vuelven a señalar la zona de Nájera como posibles repobladores de estas tierras.

  
    
    
    
    
    
    
    
   
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