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Albendiego como parte de Atienza-Molina de Aragón:Don Manrique
Pérez de Lara, el hijo mayor de Pedro González, ya en la corte de
Alfonso VII ocupó el cargo de alférez real. Sancho III le nombra
ayo y custodia del rey niño Alfonso VIII. Desempeño el cargo ministro
y amo del gobierno de Castilla. Había adquirido amplios territorios: unos
en tenencia, especialmente en la Extremadura y otros como nuevas tierras conquistadas
en la Trasierra. Fue así el delegado regio en los alfoces de Atienza, de
San Esteban de Gormaz, de Ávila, de Toledo, de Baeza y aun de Almería
a raíz de su reconquista. Desde 1129 era señor y conde de Molina,
inmenso territorio, en la cabeza de la Celtiberia que, como queda dicho en el
apartado anterior, había sido reconquistado, previamente, por Alfonso I
el Batallador, rey de Aragón, y, a ratos, de Castilla. Don Manrique
casó con Dª. Ermesenda, condesa de Narbona (Francia), hija del duque
Aimerico. Con este matrimonio se pusieron en contacto dos pueblos, dos culturas,
formas diferentes de concebir la vida y, con la condesa, llegaron a Castilla acompañándola
su corte, gentes nuevas, sus sabios y sus clérigos, entrando en nuestra
tierra un soplo cultural de nuevo corte que cuajaría aquí en formas
varias: como ejemplo, el arte románico seguntino y molinés, de clara
ascendencia gala; fundaciones de monasterios, de cabildos, etc. Así los
cuatro primeros obispos de Sigüenza fueron franceses, aquitanos y narboneses
por más señas. También francés Juan Sardón,
el creador del Cabildo molinés. Y franceses los canónigos regulares
de San Agustín que se establecieron en Buenafuente, en el Campillo de Zaorejas,
en la Hoz de Corduente, en Sigüenza, en Atienza y en Albendiego. Murió
don Manrique en 1164, haciendo la campaña de Huete, junto a Garci-Naharro,
en un cruel enfrentamiento con su secular enemigo, el jefe de la familia de los
Castro. Tras la muerte de Don Manrique, su inmenso territorio se divide,
heredando la mitad del señorío su viuda doña Ermesenda y,
la otra mitad va a parar a manos de su hijo mayor, Don Pedro Manrique de Lara,
en la cual se hallaba la tenencia de Atienza, y Albendiego dentro de ésta,
añadiendo, en 1174, la tenencia de San Esteban de Gormaz y algunas más
que ahora no vienen a cuento. Por supuesto, continuó con el gobierno del
alfoz de Lara y otros territorios de la Extremadura (esta Extremadura no debe
situarse en el territorio que, en la actualidad, conocemos como tal). Se llamaba
Extremadura castellana a las tierras comprendidas entre el Duero y el Sistema
Central, donde se sitúa la frontera de los reinos cristianos. Cuando Antonio
Machado, en su poema "Campos de Castilla", alude a Extremadura, se refiere
a esta Extremadura castellana: ! Soria
fría, Soria pura ¡ cabeza de Extremadura, con su castillo
guerrero arruinado, sobre el Duero; con sus murallas roídas
y sus casas denegridas! Según puede leerse en una crónica
de D. Álvaro de Luna, los pueblos de Campisábalos, Somolinos, Albendiego
y ambos Condemios, dependían de Navarra, concretamente del rey D. Juan
de Navarra. Tras la batalla de Olmedo (1445), en 1447, los pueblos mencionados
anteriormente, vuelven a la Corona de Castilla. Es un hecho incuestionable
que Albendiego, tras la Reconquista, perteneció al Común de Villa
y Tierra de Atienza, pasando por épocas en que perteneció al Señorío
de Molina de Aragón, posteriormente a los condes de Medinaceli, por la
casa de los Cerda y, por matrimonio, vino a dar a la Casa del Infantado, dentro
del devenir común de una serie de lugares anejos a Miedes. | | |