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Como hemos apuntado en otros apartados, el progreso, la falta de juventud en el
medio rural han cambiado las costumbres o han olvidado la mayoría de ellas,
en algunos pueblos, a modo de conmemoración y de fiesta, en la actualidad,
vuelven a recuperar algunos usos, trabajos o formas de vida. Así han establecido
la fiesta de la siega y la trilla, y con ella, tratan de emular y recuperar, aunque
sea por dos o tres días, las costumbres, los juegos, las formas de hace
tres o cuatro décadas. No es este el caso de Albendiego, pero desde estas
líneas quiero recordar algunos usos y costumbres que en la actualidad se
han perdido. Aparte de los juegos de cartas: la brisca, el guiñote
y el tute, existía unos juegos muy tradicionales, como el juego de pelota,
utilizando como frontón alguna de las paredes de las casas existentes,
en la plaza y en el Arial o el de los Bolos, al que normalmente jugaban las mujeres.
Otros, en cambio, eran más exóticos, guardando ciertos parecidos
y similitudes con otros juegos que se practican en otros países y son conocidos
mundialmente. El juego de la calva. Para practicar este juego
se necesitaba algunos utensilios muy particulares, una tabla con una forma de
ángulo obtuso de 50 cm. de larga por 15 cm. de ancha y una piedra, caliza
o de pedernal, cilíndrica de 12 a 15 cm. de altura por 8 ó 10 cm.
de diámetro. El juego consistía en tirar el "majón"
(la piedra) y tratar de dar a la tabla que se había situado a unos 10 m.
de distancia. Si se acertaba en el tiro,contaba un tanto. Ganaba aquel que antes
hiciese un número de tantos pactado con anterioridad. Normalmente se jugaba
a 21 tantos. El juego de la tanga. Para practicar el presente
juego, se necesitaban tres útiles, dos de ellos iguales, las "tangas"
y un soporte de madera de unos 7 u 8 cm. de largo por 2 cm de ancho aproximadamente,
donde se ponían las monedas que se jugaban en el juego. Las "tangas",
eran dos piedras planas, redondas, normalmente de pizarra de 12 a 15 cm. de diámetro
y de 2 ó 2,5 cm. de ancho, en épocas más actuales, las "tangas"
o "Tanguillas", se hicieron de hierro. y los jugadores, situados a unos
10 metros de distancia (según lo pactado) tenían que tirar las tangas
con el objeto de derribar la "chita" con todas las monedas que tenía
encima depositadas. Ganaba las monedas que hubiesen quedado más cerca de
la tanga que de la chita. El proceso era el siguiente: Antes de empezar
se pactaban cuanto se jugaban y la distancia a la que iban a jugar. Lo primero
que había que hacer, antes de empezar a jugar, era establecer el turno.
Para ello, los jugadores, situados a unos 10 ó 15 me de distancia de un
círculo de 15 cm. de diámetro aproximadamente, tiraban una de las
tangas con el objeto de que la misma quedase lo más cerca posible del centro
del círculo y, de esta manera, el que quedase más próximo
del centro sería el que tiraría en primer lugar, siguiendo este
orden con arreglo a la distancia que hubiese depositado la "tanga".
Los jugadores aportaban cada uno lo que se había acordado, 5 céntimos
(una perra chica), 10 céntimos (una perra gorda), después un real,
dos reales, una peseta, un duro etc., excepto el primero que tenía que
tirar que aportaba el doble, si se había pactado una perra chica, el que
tenía que tirar primero, aportaba dos perras chicas. Todas las monedas
aportadas se colocaban encima de la "chita" y la emplazaban en el centro
del círculo donde se dibujaba una cruz con el objeto de señalar
el centro. Empezaba el juego tirando el primer jugador. Lanzaba las "tangas"
y, si tenía el acierto de derribar la "chita" cargada de monedas,
todas las que quedasen más próximas a la "tanga" que el
jugador había lanzado le pertenecían por haberlas ganado en el lance,
las que estuviesen más cerca de la "chita" pertenecían
al juego. Con la segunda "tanga", se tiraba a "arrimar", es
decir, a dejar la tanga lo más próximo al grupo de monedas más
numeroso a fin de obtener más número de monedas. Si el siguiente
jugador se encontraba con la "chita" tirada y todas las monedas desparramadas,
con lo que era difícil obtener un número de monedas aceptable, el
jugador, tenía la opción de "alzar" la "chita",
con lo que cada uno de los jugadores aportaba nuevamente una moneda excepto al
que le tocaba tirar que aportaba dos. De esta forma se incrementaba el número
de monedas y, si el tirador tenía buena puntería, las ganancias
era mayores. Tirar la barra. Otros de los juegos con más
tradición por estos pagos, era la de tirar la barra. La barra era una herramienta
de hierro que se utilizaba para sacar piedra de 1,50 metro de longitud por 4 ó
5 cm. de diámetro. Los mozos apostaban por equipos, la consumición
de la fiesta, el equipo perdedor pagaba la cuartilla de vino. En el lanzamiento
intervenía la fuerza y la habilidad en la forma de lanzarla. La
Chirla. Es un juego en el que pueden participar un número indeterminado
de jugadores. Los jugadores se sitúan alrededor de una circunferencia
marcada en el suelo, siendo proporcional al número de jugadores. En la
circunferencia se marcaban unos hitos o señales equidistantes, tantos como
jugadores participasen. En cada uno de estos hitos se situaba un jugador.
Para practicar este juego era necesario disponer de dos utensilios: uno, un simple
palo o bastón, aproximadamente de un metro de longitud, mejor si estuviese
un poco curvado por el final, normalmente de olmo o de avellano, romo por el extremo
más grueso y puntiagudo por el contrario y, otro, un palito de roble o
encina de 10 cm. de largo por 2 ó 3 cm. de grosor, que recibe el nombre
de "chirla". El proceso del juego era el siguiente: Se inicia
el juego echando a suertes a ver quien era el primero en lanzar la "chirla".
Una vez, establecido este primer turno, el lanzador, lanzaba la chirla a uno de
los jugadores, normalmente a aquel que quería ponerle a prueba o hacerle
perder. El jugador al que se le tiraba la chirla tenía que golpearla con
precisión, maña y fuerza con el fin de mandarla lo más lejos
posible. El lanzador, tenía que ir corriendo a recoger la "chirla"
y volver a su marca ("boche"), mientras tanto los demás jugadores,
usando el bastón por su parte puntiaguda, excavaban en la marca del lanzador
todo lo que podían y lo más rápido posible antes de que volviese
el lanzador a su "boche". Mientras el receptor no errase el golpe, el
lanzador tenía que seguir lanzando la "chirla", y mientras que
se ausentaba de su marca ("boche") los demás cavaban y escarbaban
todo lo que podían, vigilando al mismo tiempo que el lanzador no volviese
antes de que todos los jugadores estuviesen en sus marcas o "boches",
ya que si esto ocurría, el lanzador que hubiese llegado antes a la marca
de un jugador en concreto, pasábale la "chirla" y el turno de
lanzamiento. En caso que el receptor fallase el golpe a la "chirla",
el turno de lanzador pasaba al que hasta aquel mismo instante había sido
receptor. Cuando el "boche" (léase hoyo) era lo suficiente
profundo y amplio, metían los pies del jugador, que en este caso había
perdido, y se los enterraban con tierra y piedras y, mientras el perdedor trataba
de evadirse de este cepo, los demás jugadores le zurraban las espaldas,
a veces con saña. El final es la parte negativa de este primitivo juego,
pero lo demás ¿no os recuerda a otro deporte nacional muy alabado
en otras latitudes? La Burria. Este juego, quizás sea
más antiguo que el anterior y, como aquel también tiene una gran
similitud con otro que en la actualidad goza de un auge mundialmente reconocido,
nos referimos al "golf". Este juego lo practicaban, normalmente
los pastores y "zagales", en las praderas o dehesas cuando se juntaban
mientras el ganado estaba paciendo. Para practicar este juego se utilizaba
el garrote, que todos ellos llevaban y una bola más o menos esférica,
hecha de madera de raíz de boj. Se establecía una línea de
salida y golpeaban la bola con el garrote tratando de conducirla a un determinado
lugar que había sido pactado antes de comenzar el juego. Ganaba el que,
con menos golpes, depositaba la bola en el círculo o marca. El
Aro. Uno de los juegos muy recurrido y divertido era jugar con el "aro".
Para practicar este juego se necesitaban dos útiles: un aro y una horquilla.
El aro se sacaba de los cubos viejos que se tenían que tirar y la horquilla
había que hacerla con un trozo de alambre consistente que en uno de sus
extremos se le daba la forma de "U" de unos 3 cm. por cada lado. Justo
al final de la "U" se doblaba en ángulo recto y, en el otro extremo,
se le colocaba una empuñadura, una tabla más o menos pulida. Con
la horquilla se conducía el aro y se le impulsaba El objetivo del juego
era conducir el aro con la horquilla a través de un recorrido que se diseñaba
o que se tenía establecido. En el mismo se ponían distintos obstáculos
que había que salvar con habilidad e ingenio. Ganaba el que menos errores
cometía en el recorrido.
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