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La dinastía Ching se establece en 1644 tras la caída de la
dinastía Ming. La caída de los Ming se ocasionó por una rebelión que estalló
en la provincia de Shaanxi como consecuencia de la inoperancia e incapacidad
de paliar la hambruna y el desempleo. Cuando los rebeldes llegaron a Pekín, las
tropas Ming estaban desplegadas en la Gran Muralla, procurando frenar la invasión
de los manchúes, una tribu tungúsica que había obtenido recientemente el poder
en Manchuria. Los Ming decidieron aceptar la ayuda manchú para expulsar a los
rebeldes de la capital, pero tras prestar esa colaboración, los manchúes se negaron
a abandonar Pekín y proclamaron emperador a su rey, lo que forzó a los Ming a
retirarse al Sur de China, donde intentaron, sin éxito, restablecer su régimen.
La nueva dinastía adoptó nueva medidas económicas la cesión de las tierras
estatales y de los grandes latifundios a sus cultivadores directos, los emperadores
manchúes conquistaron el apoyo de las clases populares y quebrantaron el poder
de la nobleza, y la progresiva expansión exterior (reconquista de Formosa, incorporación
de Mongolia, intervención en el Tíbet) marcó el período de mayor esplendor de
la dinastía durante el reinado de Kien-long (1736-1796).
Con la "Guerra
del Opio" (1839-1842), empieza el declive de la dinastía Ching. La derrota ante
Gran Bretaña, puso de manifiesto la debilidad del Imperio viéndose abocaba
a conceder ciertos privilegios de carácter económico a potencias occidentales,
iniciándose un periodo de revueltas internas que culminará con la guerra frente
a Japón ocasionando la pérdida de Corea y Formosa (1894-1895). A
todo ello hay que añadir la intervención exterior por la rebelión de los boxers
(1900-1901) evidenciado la necesidad de renovar las estructuras del país, un cambio
que se manifestó en la reforma de la enseñanza y del ejército y en la voluntad
de transformar el Imperio en una monarquía parlamentaria. La muerte en 1908 del
emperador Kuang-su y de la emperatriz Tse-hi, dejando como heredero al niño de
dos años Pu-yi bajo la tutela de un regente hostil al sistema parlamentario, provocó
levantamientos impulsados por el Kuomintang. La victoria de este «Partido del
Pueblo», defensor de la modernización de China y de la liberación del país del
dominio extranjero, desembocó en 1911-12 en la proclamación de la república bajo
el gobierno Sun Yat-sen, la abdicación del último emperador de la dinastía Ching
y el final del Imperio Chino. Esta
página pertenece a "Glosario básico sobre movimientos culturales".
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