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Hidrografía. El río Manadero o Bornova, que nace en el vecino
pueblo de Somolinos, atraviesa, de norte a sur, este termino municipal, dividiéndolo
en dos mitades o añadas que han marcado y, siguen marcando, la vida agrícola
y ganadera. El arroyo "Claro", nace en la fuente del Tejo,
en el término municipal de Somolinos y discurre de nor-este a sur-oeste,
uniéndose por la izquierda al río Manadero, en el paraje conocido
como cruz del Águeda, ya en el término municipal de Allbendiego.
Otros arroyos que discurren de oeste a este y que se unen al río Manadero
por la derecha, provienen de los Condemios. El arroyo Valdecovas, que nace en
el barranco de las Escaleras, término de Condemios de Abajo, y el arroyo
(río) Condemios, desembocan en el río Manadero todavía en el término municipal
de Albendiego, este último, justo por debajo de la huerta del molino del "tío
Pacorro", y es desde aquí, cuando el río Manadero, toma el nombre de río Bornova.
El arroyo (río) Pelagallinas nace en el término de Condemios de Arriba, y
discurre al pie de la Sierra del alto Rey entre praderas y pinares, recibe, por
la derecha, la aportación del arroyo Matañeja que discurre entre jaras, brezos,
enebros, espinos etc. formando una masa vegetal tan enmarañada que no deja ver
el cauce del mismo. La confluencia de estas dos corrientes de agua, se produce
unos 100 m, aproximadamente, al sur de la Cueva del Oso, en la cara septentrional
de la Sierra del Alto Rey. El río Pelagallinas desemboca en el río Bornova por
encima del casco urbano de Pradena. Excepto en el arroyo de Valdecovas
que, en el estiaje, en su tramo final, se seca todos los años, en los demás
ríos y arroyos estaban poblados de gran cantidad de truchas. Pero debido
a la contaminación, sobre todo causado por la piscifactoría que
se instaló en la década de los años sesenta, desapareció
la riqueza piscícola del río Bornova. La raza autóctona de
truchas se refugió en el río Pelagallinas y en el arroyo "Claro".
En la actualidad, y desde 1999, en que empezaron a extraer áridos del monte
de Somolinos, lavando los mismos con aguas que extraían de perforaciones
y vertiendo los detritus, resultantes del lavado, al arroyo que nos ocupa, han
causado un destrozo ecológico, no sólo por la propia extracción
de áridos, sino por la contaminación gravísima del arroyo
y, como consecuencia, han desaparecido la trucha de sus aguas.
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