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Segovia Capital.
PASEO DESDE EL ACUEDUCTO AL ALCÁZAR Un buen punto de partida para
recorrer Segovia es el Azoguejo, diminutivo de zoco,
frente al zoco grande, que era la Plaza Mayor. Lugar de reunión, nexo de comunicaciones,
calles y carreteras, núcleo de comercio y contratación, ha
sido el centro vital de la ciudad. Es uno de los lugares que ha experimentado
mayores transformaciones, como se puede apreciar en los grabados de época; en
tiempos, existió una iglesia románica, dedicada a Santa Columba junto a las escalinatas
que suben a las murallas, donde hoy se hallan las oficinas del Patronato de Turismo,
en las que el visitante podrá solicitar información. Del Azoguejo sale
la Calle Real, la calle principal de la ciudad, por
la que subimos hasta la Plaza Mayor, la de más tránsito
y comercio. Recibió en sus inicios el nombre de Cintería,
despacho de hilos y cintas, siguiendo la costumbre de denominar a las vías según
sus industrias características. Partiendo del Azoguejo está dividida en los siguientes
tramos: Cervantes (llamada anteriormente Calle Real del Carmen), por el suprimido
convento situado en la actual Caja de Ahorros; Juan Bravo (en recuerdo del comunero
segoviano); Plazuela del Corpus (en la que se halla la iglesia-convento de Corpus
Christi); e Isabel la Católica, en alusión a la reina. Arteria principal
de la ciudad, recoge un interesante conjunto arquitectónico que, partiendo de
los siglos XV y XVI, llega hasta comienzos del siglo XX. Era típico el caserío
medieval, de hasta cuatro plantas de altura, que se construía sobre solares largos
y estrechos, con la planta baja dedicada al comercio. Una estrecha escalera, a
la que se accede por una puerta situada en un extremo de la fachada, al estilo
musulmán, conducía a las viviendas. Esta tipología urbana se conserva en la actualidad,
pero sus fachadas originales de materiales pobres se cubrieron con esgrafiados
a partir del siglo XIX. La primera parada es el Mirador
de la Canaleja desde el que se contempla la montaña de la Mujer Muerta
y el Barrio de San Millán. Frente a él la fachada del Teatro
Cervantes, limitada por un cubo de la muralla. La sala, inaugurada en 1923,
cuenta con uno de los escenarios más grandes de España.
Actualmente cerrada, se proyecta su transformación en un centro dedicado a la
cultura. A pocos metros está La Casa de los Picos, hoy
Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos. El edificio perteneció a Juan
de la Hoz quien le añadió los picos para cambiar el nombre
de Casa del Judío con que era conocida. Junto a ella estaba la Puerta
de San Martín, destruida en 1883 pero marcada en la actualidad en el enlosado
de la calle que indica con su diferencia la posición que ocupaba. Junto a este
edificio, haciendo esquina, está el Palacio de los del Río (s .XVI), y a su lado
el visitante curioso puede asomarse al patio de columnas de haces retorcidos del
Palacio de los de la Torre, de los siglos XV-XVI, que
actualmente acoge una papelería. Continuando la Calle Real, en la pequeña
Plaza del Platero Oquendo, se alza el Palacio del Conde
Alpuente, de fines del siglo XV. Además de sus delicadas ventanas de estilo gótico
flamígero destaca su interesante esgrafiado. Siguiendo por la callejuela, La Alhóndiga,
edificio del siglo XV que fue almacén de cereales. Reconvertido hoy en Archivo
Municipal y Centro de Interpretación turística de la ciudad de Segovia, conserva
su estructura funcional. La Plaza de San Martín
De vuelta a la Calle Real aparece la deliciosa Plaza de
Medina del Campo, interesante conjunto arquitectónico con una configuración
en niveles que recuerda a las plazas italianas por sus elegantes edificios, entre
los que destaca la Iglesia de San Martín. Pero
hay más detalles especiales en la Plaza de Medina del Campo, habitación de juegos
para los ciudadanos cuando, con el buen tiempo, los bares y restaurantes extienden
sus terrazas animados por los conciertos de jazz, música popular o títeres. En
la plaza se hallan casas nobles de varias plantas, con techumbres de madera, patios
porticados en tres lados y fachadas de granito con los blasones tallados en piedra.
Destacan entre ellas la Casa de los Solier y la Casa
de Bornos, ambas del siglo XVI , precedidas por una fuente con figuras
de leones y niños. Junto a ellas aparece el Torreón de Lozoya
(s. XV), con altiva torre rectangular de tipo defensivo. Su interior, embellecido
por dos patios renacentistas, ha sido reconvertido en centro cultural por la Caja
de Ahorros de Segovia. La conocida como Casa de Juan
Bravo, antes de los Tordesillas y los Tapias, con fachada granítica, portada
con alfiz de bolas y galería de moldurados arcos rebajados y la Casa
de los Mexía Tovar (s. XVII), son otros ejemplos de los palacios que configuran
esta plaza. Una estatua de Juan Bravo realizada
por el escultor Aniceto Marinas, situada en el primer tramo de la escalinata y
dos esfinges neoclásicas de piedra con cabeza y busto de mujer y cuerpo de leonas,
conocidas popularmente como Las Sirenas, culminan la
plaza. En la parte alta de la misma, en la Calle José Canalejas, nos
encontramos con el llamado "Hospital de Viejos". Este edificio del siglo XVI forma
parte del antiguo Palacio de Enrique IV, llamado Real
de San Martín. Este monarca de la casa de los Trastámara, de gustos orientalistas
y fuertemente atraído por la cultura, propició la construcción de importantes
obras del estilo mudéjar. El complejo palaciego, que ocupaba una manzana completa,
quedó dividido entre edificaciones pertenecientes a las familias Mercado, Barros
y Porras. Desde abril de 1998 alberga el Museo de Arte Contemporáneo
Esteban Vicente, perteneciente a la Diputación Provincial. Retomando
la principal arteria ciudadana y comercial de la capital, a la derecha está la
Cárcel Real o Cárcel Vieja, hoy Biblioteca Pública.
Utilizada como prisión hasta 1933, en sus celdas estuvo encarcelado el dramaturgo
Lope de Vega en 1577. Su portada está presidida por el escudo de los Austrias
y en el interior existen restos románicos trasladados desde la iglesia de San
Medel. La última parada antes de pisar la Plaza Mayor es la Plazuela
del Corpus, dominada por el convento del mismo nombre, antigua
Sinagoga Mayor. El edificio, dañado por un incendio en 1899, fue reconstruido
a finales del siglo pasado y en la actualidad está sometido de restauración.
La Plaza Mayor La Plaza Mayor, corazón
de la ciudad, fue fruto de la política urbanística del siglo XVII. Denominada
Mayor desde 1461, fue el hundimiento en 1532 de la iglesia de San Miguel, que
estaba situada en la zona central y fue reconstruida en un lateral, la que propició
su diseño actual.
La Ordenación trazada por Brizuela en 1623, está
dominada por la presencia del Ayuntamiento (1610), con fachada de granito,
torres con chapiteles de pizarra y reloj con campanas. En su interior destacan
la Sala Blanca, de estilo isabelino, cuyo techo está decorado por el fresco de
Antonio García que representa la toma de Madrid a los moros por los capitanes
segovianos Fernán García y Día Sanz, así como el antiguo Salón de Plenos con pinturas
del XIX.
En la plaza con soportales y con un kiosko de música recuperado,
se ubica el edificio del Teatro Juan Bravo (1917), punto de encuentro de la vida
cultural de la ciudad. Junto a él se alza la Iglesia de San Miguel, de estilo
gótico, con elementos románicos del primitivo templo en cuyo atrio se celebró
la proclamación de Isabel la Católica como Reina de Castilla en 1474. Casas construidas
en torno a 1930 rodean el perímetro de la plaza y le conceden un perfil regular
y agradable que se rompe con la imponente presencia de la Catedral.
De
la Catedral al Alcázar La Calle Marqués del Arco, actual núcleo
de comercio turístico (cerámica, cestería, cobre), esconde bajo su suelo las canalizaciones
del Acueducto. Frente a la Catedral, se alza el Palacio del Marqués del Arco (s.
XVI) con un precioso patio renacentista. Más adelante aparece el antiguo Corral
del Mudo, uno de los últimos vestigios de los corrales de los barrios islámicos,
que acogía un caserío tradicional de arquitectura de ladrillo con entramado de
madera. Casas nobles con esgrafiados y bonitos patios, como el del Colegio
de Arquitectos, nos acercan hasta la Plaza de la Merced, con la iglesia románica
de San Andrés, rincón típico de la ciudad y espacio verde que invita al descanso.
En la esquina de la calle de las Descalzas, Santa Teresa fundó un pequeño convento
de carmelitas, en el que dijo su primera misa San Juan de la Cruz. Entre sus altos
muros y recoleto jardín la santa compuso "Las Moradas".
En el último tramo,
atravesamos el barrio de las Canonjías, al final del cual, pasada una verja y
el jardín que rodea el monumento a los Héroes del 2 de mayo, se encuentra El Alcázar.
==================================0000 LOS ARRABALES: EL ACUEDUCTO
Y SU ENTORNO Una fiesta que se viene celebrando desde el siglo XV, la
Catorcena, nos recuerda que los arrabales fueron tan importantes en el pasado
como la parte amurallada de la ciudad, ya que la fiesta era organizada por catorce
parroquias, alternándose siete del recinto amurallado y otras siete de los arrabales.
El Acueducto era el principal nexo de unión entre los dos sectores urbanos
y en torno a él se distribuyen otros muchos lugares de interés de la ciudad.
El Arrabal de San Millán se extiende por la zona suroccidental
de la ciudad. En tiempos se le conocía como el Arrabal
Mayor y el barrio de Las Brujas. Era un núcleo artesano en el que vivían
los moriscos que trabajaban las pieles, la lana y la albañilería. Partiendo del
Azoguejo por la calle Fernández Ladreda, eje porticado y comercial de la ciudad,
el visitante llega a la Iglesia de San Clemente, con
atractivas pinturas románicas en el interior. Más adelante emerge San
Millán, importantísimo templo modelo de las iglesias románicas segovianas,
ya que integra todas sus características tipológicas, como son la influencia islámica
-decoración y bóvedas al estilo califal-, atrios que cumplen la función de centro
de reunión, sustitutos de los soportales de una plaza, y esbeltos campanarios
que configuran un peculiarísimo perfil de la ciudad. Construido a imagen de la
Catedral de Jaca, posee una torre que conserva restos de un edificio anterior,
de estilo mozárabe. Descendiendo por la plaza del Doctor Gila, está
el Palacio de Ayala Berganza, conocido popularmente
como la Casa del Crimen (s. XV) y, cercana, la Casa
de la Tierra (s. XVIII) que da nombre a la plaza. Edificio recientemente
restaurado, con interesantes pinturas en la fachada y un patio interior. El caserío
conserva su sabor popular, y se ha convertido en guardián involuntario de las
piruetas nocturnas de adolescentes, que han elegido la zona como lugar de reunión.
La Calle de San Francisco A pocos pasos,
subiendo las escaleras de la Bajada del Carmen y rodeando el actual edificio de
la Caja de Ahorros, que ocupa el solar del antiguo Convento del Carmen, aparece
de nuevo el Azoguejo. En la placita adoquinada situada a los pies del Acueducto
se levanta una casa típica con entramado de madera, ocupada por un restaurante;
hace esquina con la calle de San Francisco, arteria de comercio y hostelería.
Antiguamente era un nudo de comunicación, en el que se ubicaban posadas y mesones.
Se conservan casas importantes, como la Casa del Sello,
en la que, a partir de la segunda mitad del s. XVII, residió la Junta que sellaba
los Paños Segovianos. Frente a ella, la Academia
de Artillería, antiguo Convento de San Francisco
(s. XV), despliega su belleza con desdén, ocultando un brillante patio del gótico
isabelino y una importante biblioteca. Santa Eulalia
Pasada la Casa de los Peces, surge la Plaza de Muerte
y Vida, cuyo nombre encierra una leyenda. Después, aparece el pequeño rincón verde
de la Plaza de Santa Eulalia, con una iglesia muy remodelada
envuelta por el mejor conjunto conservado de arquitectura
civil del XVI. Estaba rodeado por casas de tres pisos con soportales de
granito; era el centro de los Linajes Comuneros. Cerca se halla el Convento
de Santa Isabel, de la orden franciscana. Fundado en 1486, en su interior
destaca la reja, procedente de la antigua catedral. San
Antonio El Real Continuando por la calle Santa Isabel, con vestigios
de casas con secaderos en la parte superior, aparece San Antonio el Real.
El Salvador y San Justo Siguiendo el trazado del
Acueducto surge la Plaza de El Salvador, realzada por la Iglesia de El Salvador,
que entremezcla los estilos románico, gótico y barroco.
Próxima está
una pequeña joya, el templo románico de San Justo (s.
XII), con unos bellos frescos interiores característicos
del románico tardío. Finaliza el periplo en la plaza de Díaz Sanz, parada
tradicional de los pañeros, que aún conserva la Casa del Beato Alonso Rodríguez,
el Instituto de Segunda Enseñanza donde impartió la docencia Antonio Machado,
además de una buena perspectiva vertical del Acueducto. De nuevo nos encontramos
en el Azoguejo.
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VALLE DEL ERESMA Partiendo del Azoguejo, siguiendo la calle Gascos
o la vía Roma llegamos al Barrio de San Lorenzo. Este
barrio posee unas características urbanísticas muy peculiares, debido a la tipología
de su edificación y ubicación junto al río y a su población, que desde siempre
se ha ocupado del cuidado de sus huertas y la artesanía, principalmente la cantería.
En las riberas se conservan restos de un buen número de molinos que daban vida
a las fábricas de paños, de harinas, borra o loza y que hoy son casas privadas.
El barrio conserva su identidad como prueba la raigambre de fiestas populares
como Las Águedas, Santa Bárbara -patrona de los canteros- o las patronales celebradas
el 10 de agosto. La plaza, con casas de arquitectura
popular, es el conjunto mejor conservado de la ciudad, además del centro
de la vida del barrio; está rematada por la iglesia de San Lorenzo, románica de
proporciones muy armónicas tiene una torre de ladrillo. Al lado, la
Alameda de Santa Ana o de los Huertos, que se extiende desde el Convento
de San Vicente hasta el Monasterio del Parral. Más allá de las copas
de sus árboles asoma San Vicente el Real. Según una
inscripción existente en un muro del interior de la iglesia, el
edificio fue hasta el año 140 un templo dedicado al dios romano Júpiter.
Quemado por el fuego del cielo, en el año 919 se reconstruyó, con San Vicente
como titular. Actualmente está habitado por religiosas de clausura, que viven
de su huerta y la venta de flores. En el borde de la Alameda se halla
el Convento de Santa Cruz la Real, fundado por los Reyes
Católicos a partir de iglesias románicas anteriores descubiertas recientemente.
La actual estructura del Convento es el fruto de una reconstrucción acometida
entre 1480 y 1490, en la que participaron arquitectos como Juan Guas y Pedro de
Brizuela, y artistas como Sebastián de Almonacid, autor de las esculturas de la
gran fachada de poniente. Un elemento decorativo de gran interés es el friso que
recorre la iglesia por el exterior con los lemas -el yugo y las flechas y el "tanto
monta"- de los reyes fundadores. En 1809 el conjunto sufrió un grave
incendio. Posteriormente fue exclaustrado con motivo de la Ley de Desamortización
de Mendizábal, siendo reutilizado primero como hospicio y residencia de ancianos;
actualmente es sede de la Universidad SEK. Gran
parte de la extraordinaria colección de obras de arte del convento se perdió a
causa del incendio, y el resto pasó, después de la exclaustración, a los fondos
de distintos museos, iglesias y colecciones privadas. El magnífico retablo de
Ambrosio Benson está actualmente expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
En este conjunto arquitectónico se halla enclavada la Cueva
de Santo Domingo, bajo cuyas húmedas paredes hacía penitencia el fundador
de los dominicos, y que fue testigo de uno de los momentos místicos más intensos
de Santa Teresa de Jesús, a la cual, visitando la cueva del Santo, se le apareció
éste, y al tomar la comunión en la capilla, sintió, además, la presencia de Jesucristo.
Desde este punto puede regresarse a la parte alta de la ciudad por la
Puerta de San Cebrián o bien continuar hasta el Alcázar
siguiendo la muralla. Si el paseante elige continuar dentro de la Alameda
se topará con el Monasterio de El Parral, obra de Juan
Guas, fundado por Enrique IV en 1447. Cruzando el puente sobre el Eresma
está la Fábrica de la Moneda, uno de los pocos edificios
industriales del siglo XVI que han llegado hasta nosotros casi intactos. Fue levantado
por el arquitecto de Felipe II Juan de Herrera y en sus líneas nos recuerda
la sobriedad escurialense, rota en la portada levantada durante el reinado de
Fernando VII. Más allá, a través de la Puente Castellana,
bajo la vigilancia del perfil de navío del Alcázar, se despliega el Barrio
de San Marcos. San Marcos-La Fuencisla
El antiguo barrio de hortelanos ha adquirido trazas de zona residencial, sin perder
su belleza. En esta zona se encuentran restos de las iglesias segovianas más primitivas
hoy desaparecidas: Santiago, San Blas y San Gil, que se dice que fue la primera
catedral de Segovia fundada por San Geroteo.
Desde la Iglesia de San
Marcos románica y sencilla, siguiendo el camino hacia Zamarramala está la Vera
Cruz, fundación de los Caballeros de la Orden del Temple. Bajando
de nuevo, se llega al Convento de los Padres Carmelitas,
que guarda los restos de San Juan de la Cruz, el excelso poeta místico de la lengua
castellana, que aquí escribió los encendidos versos del libro "Llama de Amor Viva",
dedicado a la segoviana Dª Ana de Peñalosa, que con su generosidad hizo posible
la construcción del convento. Compañera de la coqueta Alameda es la iglesia
de la Fuencisla, patrona de Segovia. El templo, realizado por Pedro de
Brizuela, contiene una importante obra de rejería del
s. XVIII, donada por el Gremio de Cardadores. El espacio se cierra con
el Arco de la Fuencisla. Si el paseante aún quiere
descubrir otros vestigios como el Molino de los Señores,
en la ribera del río o San Pedro Abanto, antigua Iglesia
mudéjar (San Juan de Requijada) hoy dedicado a mesón, debe traspasar el Arco.
Si la ruta se realiza en automóvil, puede subirse por la frondosa Cuesta
de los Hoyos, culminada por el Hospital de Sancti Spiritu,
hospital de los constipados (operarios de la industria lanera) y actual dependencia
militar.
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