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Descripción:
La vanguardia llega a España con retraso. En un país como España, de la misma manera que había sucedido en Italia, la modernización política y cultural se convirtió en la principal obsesión de los intelectuales y artistas. Su pretensión se basaba en tres cuestiones: por un lado, abogaban por el cambio estético hacia unos ideales artísticos distintos a los tradicionales. Por otro, tenían el afán de cambiar la pasividad de la sociedad española en cuanto a su situación a partir de otros puntos de referencia como lo moderno, la educación, la ciudad, el progreso. Y, además, querían sumarse a la cultura europea. Veían, cantaban, pintaban y tomaban de tema y de inspiración elementos de la vida moderna, como el cine, la velocidad, la música, los ruidos de la gran ciudad. Uno de los movimientos culturales que captó los estímulos que se ofrecían a la sociedad fue el ultraísmo, de carácter literario y plástico. Muchos de los miembros de la Generación del 27, aparte de un gran número de intelectuales y artistas se vieron inmersos en el Ultraísmo.
«Nuestro lema será ultra, y en nuestro credo cabrán todas las tendencias sin distinción, con tal anhelo de lo nuevo». El viaducto madrileño de la Calle Segovia, era considerado como el símbolo de lo moderno. Fue un movimiento literario al que se sumaron otras artes, como la pintura. Destaca la proliferación de revistas ultraístas, como Alfar, como Cosmópolis o Ultra siendo esta última la gran revista del movimiento. Guillermo de la Torre fue su principal promotor. En la parte gráfica de la revista colaboraron artistas como Barradas y Norah Borges. En la revista «Ultra» aparecían escritas brevemente declaraciones de principios como: «Ultra es el reflector estético del bolcheviquismo» o «Los ultraístas, que rehuimos las promiscuaciones de catálogos, sólo otorgamos nuestra amistad, entre la fauna circundante, a los humoristas e individualistas» o «Los poetas ultraístas se confeccionan arrojando las palabras al azar sobre la plenitud cósmica».
Citas extraídas de Bonet, Juan Manuel. Baedeker del ultraísmo. Pp. 25. El ultraísmo. IVAM. Valencia 1996.
Es importante para el ultraísmo en las artes plásticas la presencia en España del matrimonio formado por Robert y Sonia Delaunay que desarrollaron el simultaneísmo. Partiendo de una base cubista y dando al color una gran importancia, desarrollaban en sus cuadros una visión dinámica.
Las composiciones móviles, dinámicas, con un gran colorido, con alusiones permanentes a la ciudad, a los elementos de su ambiente, como los ruidos, los carteles que inundan las paredes, el bullicio, la prisa traducida en velocidad la sensación casi «fotogramática» y casi secuencial de las pinturas, caracterizan el ultraísmo. El movimiento conjuga la vanguardia europea con la tradición hispana, a lo que se suma la visión que de la modernidad tienen los artistas como Barradas o Bores..
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