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La pintura metafísica u onírica surge en Italia hacia 1911
extendiéndose por toda Europa. Este movimiento artístico italiano,
creado por Giorgio de Chirico y Carlo Carrà que nace como contraposición
a la estética geometrizante que tanto se impugnó y desarrollo en
el arte de entreguerras. El
nuevo realismo se forja y tiene su punto de referencia en la pintura del treccento
italiano y en Rousseau. Giorgio de Chirico es la figura clave del movimiento.
A través de Nietzsche se dirige hacia una pintura de sueños, pudiendo
definirse como «extrañamente nueva». Los cuadros de Chirico
poseen una estética extraña, de perspectivas imposibles, de elementos
simbólicos, de largas sombras, de objetos sumidos en una claridad sin atmósfera,
donde todo sucede como si fuera un sueño. Consigue imponer una sensación
de misterio a través de maniquíes, manos enguantadas inmersas en
un mundo de horizontes lejanos y de grandes arquitecturas vacías, colosales
y fantasmagóricas. La sensibilidad poética de esta pintura y su
irrealidad de carácter mágico caracteriza esta corriente artística.
El surrealismo tiene como fuente la pintura metafísica Chirico abandonó
este arte por una mitología más sensual, romana y pastosa, en la
técnica, aunque más rica y escenográfica en el tema.
Esta
página pertenece a "Glosario básico sobre movimientos culturales".
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