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Minio: Se emplea desde la antigüedad como uno de los componentes
básicos para la fabricación de los barnices para alfarería.
Los alfareros daneses, del siglo XIX, usaron el plomo metálico
que quemaban en unos hornos especiales que junto con la arena, que aportaba
cuarzo, y cola de harina, fabricaban un barniz
para alfarería. Por su elevada toxicidad
no debe emplearse y menos en colegios o centros de enseñanza. En
su lugar puede emplearse el silicato de plomo. Tampoco deben emplearse
vasijas o cacharros que hayan sido barnizados usando, como componente
base, el minio, para contener comida o bebida, ya que, cualquier ácido
por débil que sea, disolverá el plomo provocando una intoxicación,
que puede ser grave.
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