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Bizcocho, Bizcochado o biscuit: con este nombre se describe la
primera cocción a la que es sometido un objeto de cerámica cruda. Una
vez cocida la pieza recibe el nombre de bizcocho, del francés "biscuit".
La primera recibe el nombre de "bizcochado".
Este proceso transforma la tierra cruda en tierra cocida. El objeto cocido
que sale del horno se denomina "bizcocho". No creamos que esta
primera acción del fuego se limita a hacerlo más duro o
más resistente a la humedad y, en consecuencia, más apto
para recibir el agua de los esmaltes. El verdadero objetivo de esta primera
acción es el de provocar en su interior reacciones químicas.
Estas reacciones producen gases que salen a través de pequeños
poros que actúan de válvulas de descarga. El objeto, en
el horno, sufre una verdadera transformación físico química.
Para poder darse una idea, aunque sea superficial, diremos que durante
la cocción se elimina toda la humedad remanente en el objeto, los
hidrosilicatos se disocian, los óxidos se liberan, los carbonatos
se descomponen y toda la pasta está sujeta a imperceptibles movimientos
de dilatación y contracción por el cambio de volumen de
los productos de las reacciones. La temperatura de cocción varía de
acuerdo con el tipo de pasta utilizada y, en consecuencia, con el tipo
de objeto que se quiera fabricar. Para los productos en terracota, la
temperatura del horno oscila entre los 850º y los 1000º C; para
el gres y la loza, de los 1000º a los 1300º C; y para la porcelana,
de los 1300º a los 1500º C, aproximadamente. Al calentar la arcilla, ésta sufre una serie
de modificaciones que, a partir de un cierto momento, son irreversibles.
La arcilla sometida a una temperatura de 100º C se seca por completo,
pero puede volver a su estado primitivo si se empapa con agua. Si se la
calienta hasta 600 - 700º C, empieza a tomar un color rojo muy oscuro,
y sufre profundas modificaciones químicas. En este momento la arcilla
es blanda, desmenuzable y porosa, y no vuelve a ser plástica ni
pierde su forma por la acción del agua. A temperaturas del orden de 900 - 1000º C
las partículas de la arcilla empiezan a conglomerarse y a adquirir
mayor resistencia. Todas las sustancias carbonosas, como los residuos
vegetales, se queman y volatilizan, dando como resultado un material puro
y brillante y de color a veces muy distinto del original. Por ejemplo,
al llegar a este punto los típicos tiestos modelados en arcilla
roja tienen un brillante color terracota y una estructura resistente y
porosa. Muchas arcillas negras adquieren en la cocción un color
marfileño, consecuencia de la desaparición de las sustancias
orgánicas quemadas.
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