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Una alargada altiplanicie muestra los contrastes y colores rojizos de la tierra del Marquesado de Zenete. Hileras de almendros que florecen y dan paso a grandes extensiones de secano surcadas por rebaños de ovejas y cabras que pastan tranquilamente en silencio. Amaneceres de escarcha y atardeceres suaves tras un cálido día muestran las pocas sombras que se prolongan por la llanura, sombra del castillo-palacio de La Calahorra que desde la colina domina visualmente El Marquesado, sombras de las torres de las iglesias mudéjares, de sus pueblos blancos, sombras de la Alcazaba y Catedral de Guadix, que descienden a los barrios troglodíticos de cuevas y chimeneas que surgen blancas de la tierra. Todo un paisaje parado en el tiempo, donde la vida tranquila de sus gentes transcurre en las faldas de la impresionante Sierra Nevada. |
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