Estos molinos dedicados a la fabricación de la pólvora, estaban dotados de una maquinaria similar a la de los molinos de harineros, martinetes y batanes, movidos por energía hidráulica por lo que estaban situados a las orillas de los ríos.

Primeramente una maza accionada por el agua, trituraba el salitre, seguidamente se mezclaba el salitre con el carbón y el azufre, se humedecía dicha mezcla y se batía en las mazas de los molinos durante un período aproximado de ocho días. Una vez que el resultado de este proceso era satisfactorio se acribaba la pólvora, obteniéndose unas bolas que se dejaba secar al sol.

En ocasiones, por la mala manipulación estos componentes explotaban, por lo que se solían construir los techos de un material muy ligero.